UN JOVEN DESDE LOS GOT DE SALAMANCA


No puedo silenciar por más tiempo aquello que me habéis aportado en estas pocas sesiones del Grupo de Oración a las que llevo asistiendo, y me niego rotundamente a que pase otro encuentro y yo guarde algo en mi interior que no me pertenece…
Quizá os preguntéis ¿a quién?... Como el objetivo de estas letras es “hacerme presente” y “compartir aquello que el Señor me regala”, intentaré a través de estas palabras compartíroslo, intentado no alargarme demasiado…
Cuando digo “no me pertenece” no quiero decir que no sea mío. En realidad, es mío. Pero es mío en la medida que lo comparta.
En sólo dos encuentros me habéis tocado el alma, y por consecuencia un trocito de mi corazón está junto al vuestro.
En el primer día del Grupo aquellos que estuvisteis me regalasteis el mejor regalo… Dios se me hizo presente en cada uno de vosotros. Cada uno al compartir una parte de su vida me hacía al mismo tiempo partícipe de su historia… Para mi era y es algo, que no tengo palabras para describirlo.
Mientras que cada uno compartía (rodeado de ese silencio que únicamente llama a Dios y a un encuentro contigo mismo, de frente y sin tapujos) yo me preguntaba ¿qué hago aquí? ¿Señor qué hago? ¿y ahora qué?... Había dentro de mí un cierto nerviosismo, calmado con una tranquilidad que hacía tiempo no sentía…
Todos esos interrogantes el señor me los iba acallando en el silencio que sin darme cuenta, se apoderaba cada vez más de mí. Dejando una paz que hasta el día de hoy está presente en mi interior.
Son muchas las cosas por las que tengo que dar gracias a Dios, y quisiera compartirlas con vosotros aunque no sea mi voz, mi cuerpo no esté presente, aunque haya algunos que igual no me conozcan… no importa. De entre todas las cosas que me habéis regalado, y donde palpo el amor de Dios, es en ese cariño de acogida que me habéis brindado. Por ello, os pediría un pequeño favor, tratad de cerrar los ojos. Y si no, mirad a la cruz, sólo a Él y envolveros de ese “amor entregado” “sin límites”.
Jesús te doy las gracias por el encuentro de este grupo, por cada uno de ellos. Por haberme hecho partícipe de algo tan maravilloso como es una vida creada por y en tus manos. Transmitiendo, así, tu amor, un amor fraterno. En el que no te basta con decirme “te amo”, “eres preciosa a mis ojos”… Aun sabiendo que mi Fe es débil, y no tengo derecho a no creérmelo. Tú me demuestras que “ese amor entregado” no es “entregado” es ENTREGA, y es ENTREGAR: en cada día, en cada persona, en cada momento.
Gracias Señor por la persona de la que te serviste para hacerme la invitación de venir a este grupo. El texto del evangelio “venid conmigo” para mi se traducía y se traduce ¿vienes conmigo?
Sabes, Señor, lo mucho que me cuesta “quererme” pero una vez más, me demuestras que Tú eres mucho más grande que mi miedo y mi inseguridad… Sabes lo que necesito, cuando yo no lo sé, y me enseñas a través de cada una de estas personas que están aquí, frente a ti, que tu amor es real, de carne y hueso… y que en mi noche oscura pones estrellas, que reavivan un amor que en mi cada día se apodera ayudándome a seguir dando pasos, dándome aliento o compañía.
Gracias Jesús por “esperarme”, porque sabes que todo esto me cuesta… pero Tú no te cansas nunca, y a cada instante me das un toque de atención: una flor compartida. Gracias Jesús por “entenderme” y no cesar de ofrecerme “encuentros”, y me vuelves a llamar en una mirada, en un cogerse las manos… todo ello en silencio, como tu actúas Jesús, en un silencio que retumba en mi interior. Vaciándolo de esas dudas, inseguridades… Gracias Jesús por “perdonarme”, porque aunque te he fallado y te fallo, Tú Amor es más grande y no desiste. Te digo y digo muchas veces que quiero un SMS o un correo detallándome lo que quieres de mi… ¿pero que mejor SMS que una sonrisa? ¿Qué un abrazo? ¿Qué un compartir entre hermanos?
Entonces Jesús me doy cuenta de la respuesta que dieron tus discípulos cuando “inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”
Para acabar quisiera compartiros algo que me llama mucho la atención del Evangelio, una palabra, “inmediatamente”, que aislada del resto sólo significa: un ya, ahora, en este instante. Pero luego encontramos “lo siguieron”
Unidos, en cada instante, en mi interior Jesús me dice: ¿ven conmigo?
Muchas veces digo que no sé, pero es como el “inmediatamente” solo no sé, pero Él me da la respuesta: seguirlo en cada instante. Cada instante es una oportunidad que tengo, que todos nosotros tenemos. Por eso, quiero pedirte Jesús que me perdones por mi cobardía, por las veces en las que quiero hablar y me callo. Y aun así tú no te cansas, y me enseñas a través de estas personas la valentía, el no estás sola, estamos contigo.
Por todo esto te doy las gracias Jesús. Y a vosotros, el grupo, gracias por ser como sois. Quizá no os lo esperabais, yo tampoco.
Hace tiempo aprendí que algo que no se comparte se muere dentro de ti. Y el Amor de Jesús invita a compartir, me invita a compartir, y en mi está la decisión de dejarlo morir o regalarlo, como vosotros habéis hecho conmigo, al igual que Jesús.

“Unidos en la oración”

GOT Jóvenes
Salamanca

No hay comentarios: