CRONICA DEL ENCUENTRO GOT 2010
ENCUENTRO GOT DE SEGOVIA 3-6 de diciembre - 2010
Nos reunimos en Segovia los amigos del Amigo de Teresa para profundizar en nuestra condición de orantes. Fuimos 53, de todas las provincias excepto de Andalucía. Esta vez Navarra dio el do de pecho con 8 participantes. Parece ser que la oración teresiana va seduciendo poco a poco a nuestra familia carmelitana. Bilbao se llevó la palma con 4 participantes, pero también estuvimos presentes Vitoria, Pamplona y Corella.
Llama verdaderamente la atención el amor y el cariño de los participantes que son la expresión de esa relación amistosa con el Amigo común, mantenida y alimentada en esas horas de trato de amistad con el que sabemos nos ama. Teresa sigue seduciendo a jóvenes y a menos jóvenes, sobre todo a los primeros, introduciéndonos a la presencia de ese Cristo vivo, humano, cercano y amigo que no desea otra cosa que introducirse en los entresijos de nuestra debilidad para transformarla y hacerla semejante a la suya.
El plato fuerte del encuentro fue la Humanidad de Cristo en Teresa de Jesús. Nunca he oído una ponencia tan interesante sobre el tema central de la Experiencia Teresiana. Estuvo a cargo de la Hermana María José Mariño, Carmelita Misionera y Médico de profesión. Como San Lucas, descubre en el Cristo de Teresa al Dios fuerte que asume nuestra debilidad y quiere encarnarse en cada una de las fibras de nuestro ser. No es Teresa la que descubre a Cristo, es Cristo quien se descubre a Teresa. Toda la carne de Teresa se estremece, viéndose en su realidad más cruda, débil, y por eso se hace pura receptividad a la gracia que Cristo le ofrece.
Hoy día, que la cultura moderna rechaza lo que es propio de nuestra carne; el dolor, la enfermedad, el envejecimiento, Cristo lo asume en Sí mismo y en Teresa y va transformando su corporeidad, su enfermedad, sus afectos desordenados, su debilidad, dándoles una densidad humana que la hace testigo de su presencia y de su acción en ella.
No faltó una charla sobre la Mirada de Cristo: “mira que te mira”, ni la oportunidad de exponerse a esa mirada en horas de oración silenciosa, en ambiente de desierto, hábilmente preparado por los organizadores del encuentro. Las Peñas Grajeras se convirtieron durante algunas horas en páramo silencioso donde solo se oía el murmullo de la soledad sonora.
Y como despedida, la traca final en la que se dio rienda suelta a la fraternidad, en manifestaciones improvisadas de humor y de amistad, en las que nuestros jóvenes Oscar y Eduardo son especialistas.
Que Teresa nos vaya animando a empeñarnos en acercar a la gente a este Cristo vivo, que además es lo más carmelitano que hay.
Fr. Víctor Pérez
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